Granjero de 25 años que mató a Verna Petan, de 28 años, y a sus tres hijos, George, de l0, Neil, de 6 y Sylvia, de 3.

Al atardecer de un día de enero de 1942, Joe Holcomb vio arder la casa de un granjero vecino y pudo llegar al lugar del siniestro un momento antes de que se hundiera el techo del edificio, consiguiendo rescatar los tres cadáveres que encontró en el interior. Se trataba de Verna Petan y sus dos hijos; los tres habían muerto antes de declararse el incendio, la primera había sido apuñalada y asaltada sexualmente antes de que el criminal disparase sobre ella. Los niños habían sido estrangulados. (Más tarde se descubrió entre los restos de la casa el cadáver del otro hijo, George, igualmente estrangulado.) El forense declaró que el crimen había tenido lugar hacia las 4.15 de la tarde.

Las sospechas de la policía se centraron en un vagabundo que había recorrido por aquellos días los alrededores deteniéndose en las granjas a pedir comida y que admitió haberse encontrado cerca del hogar de los Petan la tarde del crimen.

El sospechoso había cumplido una sentencia recientemente por violar a una muchacha, pero al ser acusado del asesinato protestó violentamente: « ¡No soy culpable! Pasarse de la raya con una chica que te ha estado incitando es algo muy diferente a matar a una mujer y sus tres hijos a sangre fría».

Un médico de Elmwood probó la inocencia del vagabundo al declarar que le había recogido aquella tarde en una carretera de la región y le había dejado mucho más allá de la granja de los Petan: «Cuando pasamos junto a la casa vi un coche parado frente a la puerta... un sedán de color oscuro, bastante viejo».

Al día siguiente del suceso una mujer se presentó a la policía para decir que la tarde anterior había visto como un vecino se dirigía en su coche a la granja de los Petan: « ... era Jimmy Simececk, un buen amigo de la familia que cuando pensaba ir a la ciudad solía detenerse en su casa para ver si Verna quería hacerle algún encargo. Los Petan no tienen coche».

Simececk admitió haber estado en la granja el día anterior para preguntar a Mrs. Petan si necesitaba algunas provisiones: «Verna me dijo que tenía la despensa llena y que esperaría hasta la siguiente visita que hiciera a la ciudad». Su camisa presentaba algunas manchas de sangre que, analizadas, resultaron ser de algún animal. Holcomb, al ser interrogado, recordó súbitamente haber visto en la cocina en llamas un cajón de provisiones depositado sobre una silla, « ... como si acabasen de traerlo de la tienda y aún no lo hubiesen abierto».

Como consecuencia de esta declaración, se llevó a cabo un registro de la casa de Simececk, encontrándose una camisa y unos pantalones cubiertos de sangre humana, un revólver del mismo calibre al utilizado por el criminal) y un cuchillo de caza escondidos en el desván. Algunos cabellos rubios que habían quedado adheridos al anillo de boda de Verna Petan resultaron ser idénticos a los de Simececk. Este confesó al fin su culpabilidad: «Sentí que me abrasaba el deseo; cuando empezó a gritar disparé y le clavé el cuchillo. Al oír el ruido, los niños entraron en la casa ... ».

Declarado en plena posesión de sus facultades mentales, James Simececk fue juzgado en marzo de 1942; convicto de los cuatro asesinatos, fue sentenciado a cuatro cadenas perpetuas.