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Nicolas GUTIERREZ MENDOZA

 
 
 
 
 

 

 

 

 


Alias: "El monstruo de Parcona"
 
Clasificación: Asesino en serie
Características: Violador
Número de víctimas: 13
Periodo actividad: 1995 - 1996
Fecha detención: 4 septiembre 1996
Fecha de nacimiento: 1971
Perfil víctimas: Niñas entre 6 y 9 años
Método de matar: Asfixia
Localización: Lima y Parcona, El Perú
Status: Condenado a cadena perpetua 1997
 
 
 
 
 
 

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Un peruano de 25 años de edad, calificado por la prensa de aquel país como "La Bestia de Parcona", confesó que abusó sexualmente y asesinó al menos a doce niñas, según informaciones facilitadas por la policía.

Nicolás Gutiérrez Mendoza fue detenido la semana pasada en el distrito sureño de Parcona, en el departamento de Ica, unos 300 kilómetros al sur de Lima.

El criminal fue localizado y retenido por varios obreros que oyeron los gritos de auxilio de una niña en un paraje abandonado, donde la policía descubrió los cadáveres de otras cuatro menores en un pozo abandonado.

El portavoz de la policía informó que Gutiérrez confesó con frialdad sus crímenes, y explicó que antes de atacar a una niña la seguía durante dos o tres días y después la llevaba con engaños a algún lugar apartado.

Sus primeros ocho asesinatos los perpetró en el lado sur de Lima y los últimos cuatro en Parcona, donde huyó para evadir el acoso policial, que le seguía los pasos desde mayo pasado, cuando había sido detenido y puesto en libertad "por falta de pruebas".

El cadáver de la última niña asesinada en Lima fue hallado a sólo 25 metros de la choza donde vivían Gutiérrez y su madre, en la barriada José Gálvez, del distrito de Villa María del Triunfo.

La matanza de las niñas empezó en mayo de 1995 en esa misma barriada, donde vivían seis de las ocho menores asesinadas por el criminal en Lima, precisó la fuente policial.

El caso ha conmovido a los peruanos y ha reabierto el debate sobre la posibilidad de ampliar la pena de muerte para los violadores y asesinos de niños.

La fiscal de la Nación, Nélida Colán, y parlamentarios de todos los sectores políticos apoyan la condena a pena capital o la castración química de este tipo de criminales. Las leyes peruanas sancionan actualmente con cadena perpetua los casos de abuso sexual con asesinato, y todo indica que "la Bestia de Parcona" recibirá esa dura condena.

 
 

El Diablo En Persona

Asesino fue capturado por dos campesinos. Lo sorprendieron cuando intentaba violar a otra menor

Informe de Ismael León y Catherine Lanseros

Caretas.com.pe

El miércoles 4 de setiembre ocurrió el desenlace. Al caer la tarde los campesinos Juan y Carlos Espino Castillo, hermanos de 28 y 25 años, terminaban sus faenas en el fundo Buendía, un predio de cinco mil metros a seis kilómetros de Ica, al borde de la carretera, entre los distritos Parcona y La Tinguiña.

Ellos observaron que un sujeto flaco ingresaba al fundo llevando de la mano a una niña, furtivamente, a través de un pequeño forado hecho en el cerco de ladrillo. Se sobresaltaron. La noticia de las desapariciones también los tenía preocupados y decidieron salir de dudas. Siguieron los pasos del hombrecito y su presa y los vieron entrar a una choza abandonada. Derribaron la endeble portezuela y allí se dieron de cara con el horror. La pequeña yacía llorando sobre el piso, semidesnuda y el criminal se disponía a violentarla sexualmente. Al verse sorprendido, Nicolás Gutiérrez Mendoza salió disparado por la misma puerta y con un pequeño puñal en la mano derecha.

Juan, el mayor de los hermanos Espino, decidió perseguirlo mientras Carlos permaneció al cuidado de la niña. El que salió a la carrera detrás del violador lo alcanzó después de intensa persecución a través de cinco cuadras. Lo acorraló muy cerca de Parcona. Allí Gutiérrez intentó defenderse con el puñal y su perseguidor pidió auxilio a gritos. El sujeto volvió a correr y se metió a su casa, ya en Parcona.

El perseguidor gritó, "aquí está el asesino". Al oírlo los vecinos salieron de sus casas y armados de piedras y palos cazaron al prófugo, quien no tuvo más remedio que rendirse. Lo ataron y a rastras lo condujeron hasta el puesto policial, donde procedieron a entregarlo. Lo que sorprendió a la familia y a los periodistas, fue que al día siguiente un oficial de la Policía se presentó ante la prensa y muy orondo atribuyó a su trabajo la captura del violador.

Pero la tarea no estaba concluida. Ya tenían al violador-asesino pero no los cuerpos del delito. Otra vez fue la población la que resolvió el enigma. Brigadas de pobladores organizados rastrearon lugares dudosos, comenzando por los terrenos adyacentes al fundo Buendía y a la casa de Gutiérrez Mendoza. Hallaron el primer cuerpo de los cuatro que luego irían desenterrando.

Ira general

Mientras tanto la población de Parcona ha cursado un memorial con tres mil firmas al jefe de la Policía Nacional, Antonio Ketín Vidal, en el que piden drásticos cambios en la policía de la IX Región de Ica.

Familiares directos de las víctimas, amigos y pobladores, recuerdan que al producirse la primera desaparición, la denuncia fue puesta en la comisaría de Parcona donde les dijeron, "tienen que pasar 24 horas para que se considere a una persona como desaparecida".

Los padres de las menores discutieron con los policías de Parcona. Les recordaron que muy cerca, en Pachacámac, Lima, se habían cometido varios crímenes contra niñas después de sus desapariciones. No obtuvieron respuesta y se fueron a Ica.

Allí el general Rolando Quesada Bringas procuró calmarlos. Pero a mediados de julio ya eran tres las desaparecidas sin dejar rastros y en circunstancias similares. Las menores se esfumaban en las calles, siempre solas, nadie escuchó gritos ni señales de violencia, lo que permitía suponer que el secuestrador las seguía, calculaba sus pasos y luego las llevaba con engaños.

La tercera semana de agosto, en Parcona, la gente bordeaba el pánico. Se habían evaporado dos niñas más -ya iban seis-, no había pistas de responsables y la Policía no entraba en acción. Nadie vio un rastreo en la periferia de Ica, en los lugares sospechosos, donde suelen reunirse drogadictos y borrachines.

Ante la presión de la prensa, sobre todo de las radios locales, un oficial fue a una emisora y los acusó de alarmistas. Se repetía el fenómeno de mediados del año pasado y mayo de este año en la delegación de José Gálvez, Villa María del Triunfo.

La primera víctima

El 26 de mayo de 1995, la salida fue más temprano que de costumbre en el colegio. La madre de Palmira Arroyo Quispe, de 8 años, solía ir a recogerla a la escuela a las cinco de la tarde, pero esta vez no la encontró. En el colegio le informaron que habían salido temprano y que probablemente estaría con alguna amiga. La madre se preocupó porque ellos vivían en José Galvez, Villa María del Triunfo, sólo un mes atrás. Se acababan de mudar del Callao y su hija aún no conocía a mucha gente.

Días más tarde, cerca de allí, en el AA.HH. 19 de Julio, un obrero vio ingresar a una construcción desolada a un hombre que tenía una niña pequeña en brazos y al parecer estaba dormida. Avisó a su capataz y fueron a buscar al dueño de la construcción. Con la Policía encontraron el cadáver de la niña en descomposición, en el lote 3 de la manzana E.

El día de la desaparición, la alarmada madre se había dirigido a la delegación policial de José Galvez. La respuesta que recibió fue que tenía que esperar que transcurrieran 24 horas. Al día siguiente regresó para que buscaran a su niña y le dijeron que no tenían gasolina para la camioneta. Entonces decidió pedir ayuda a la comunidad y lograron encontrar el cuerpo.

Jenny

Jenny, 9 años, desapareció el 30 de enero de 1996 a las 6 de la tarde. Su madre, Isabel, estaba vendiendo en el puesto de ropa que tiene en el mercado y dejó a Jenny al cuidado de su abuela. Ya varias niñas habían sido violadas e Isabel no quería que su hija corriera la misma suerte. Sin embargo, en un descuido de la abuela, la nieta salió a jugar a la calle. Los vecinos vieron a la niña caminando en dirección al mercado, de la mano de un desconocido.

El día de la desaparición, cuando la madre de Jenny acudió a la Policía, ellos le dijeron que su niña debía estar jugando con alguna amiguita y que volviera al día siguiente. Además ya era muy tarde y el pueblo a esas horas era peligroso. Cuando regresó y pidió que buscaran a su hija, le respondieron que no tenían ni unidades ni personal disponible. Encontraron su cadáver seis días después, en una chacra cercana a la laguna de oxidación.

El cadáver de la última niña que Gutiérrez violó en el Cono Sur, fue encontrado a pocos metros de la vivienda de una hermana suya, en cuya parte posterior había una choza donde vivía el violador. Cuando fue capturado confesó haber estado en el levantamiento del cadáver.

Entonces fue capturado por la Policía, que después de tenerlo preso cuatro días lo liberó, argumentando que no tenían pruebas en su contra. Gutiérrez engañó a sus captores. Después se dirigió a Ica llevado por su madre.

Desidia policial

La gente de José Galvez ha protestado constantemente por el abandono en que los ha sumido la delegación policial de su zona. Un ex dirigente se quejó a CARETAS: "Aquí vivimos a salto de mata, la ley no nos ampara y constantemente somos víctimas de robos, atracos y amenazas. La única manera que tenemos de protegenernos es organizando nosotros mismos a la comunidad".

En enero de este año los pobladores de este asentamiento se dirigieron a la delegación policial para protestar y estuvieron a punto de apedrearla. La respuesta de las autoridades fue cambiar al mayor, capitanes y sub-oficiales de la delegación.

Las cosas, sin embargo, no mejoraron. El capitán Díaz de la Vega concentra las iras de los vecinos. El 30 de marzo de este año el alcalde Rafael Chacón, creó los Puestos de Seguridad Ciudadana, a cargo de personal contratado. José Gálvez ya cuenta con tres de estos módulos ubicados en sectores claves del asentamiento.

*****

Víctimas

COMPROBADAS

1. Palmira Arroyo Quispe, (8), 26 de mayo 1995. Su cuerpo se encontró en el AA.HH. 19 de julio Mz.E lote3, José Gálvez V.M.T.

2-Johana Quispe Contreras, (6) 26.8.95 Se encontró el cuerpo en la Av. Grau 1938, José Gálvez

3-Jackeline Lizbeth Paiva Muro, (7) estudiaba en el Colegio Peruano-Japonés 14.9.95 .Se encontró el cadáver en el pasaje Pajares de los Lúcumos, José Gálvez, V.M.T.

4-Keyla Yolanda Goya León, (6) Se encontró el cadáver en la zona agropecuaria del comité N°10 José Gálvez V.M.T. Estudiaba en el Peruano-Suizo de Villa El Salvador.

5-Jenny Fiorella Champa Rueda, (9) 4 de febrero 96. Se le encontró en la Av. Los Eucaliptos 13-B José Gálvez, V.M.T.

6-Lidia Elizabeth Céspedes Rojas, (8) 10 de mayo de 96. Se ubicó el cadáver en el Pasaje Ferrocarril #162 A. Lote 6 José Gálvez V.M.T.

7-Karen Flores Medrano, (8) desaparecida el 16 agosto 1996 en Parcona.

8-Gina Villafuerte Calderón (7) Parcona, Ica. Desapareció el 17 de julio a la salida del Colegio Santa Rosa

9-Lizeth Palomino Velásquez (7) Parcona, Ica.

10-Noemí Gamboa Saritúpac (6) secuestrada la tarde de 26 de julio en Ica. Estudiaba en el Colegio N° 22319

PROBABLES

11-A.L.R. (8) 12-I.T.G (8) 13-P.B.T (8) desaparecida en marzo pasado.

 
 

Ya Fue Castrado

¿Se puede mutilar a quien ya recibió simbólicamente ese castigo?

Caretas.com.pe

"El problema de sujetos como Nicolás Gutiérrez Mendoza no está en el pene sino en su cabeza. Yo no estoy de acuerdo con las castraciones ni con la pena de muerte", sostiene el sicoanalista Luis Herrera Abad en torno al vendaval de propuestas punitivas lanzadas contra el violador y asesino de numerosas niñas. Antes recordemos que no estamos ante hijos únicos productos del subdesarrollo.

Hoy Europa se conmueve frente a la revelación de una cadena dedicada al secuestro de niñas, en Bélgica, que luego han sido destinadas a la prostitución en el continente, o en Asia a través de su exportación clandestina. Industria carnal ante la cual la culta Europa se escandaliza, porque descubre que la demanda de estas menores estaba también entre ellos mismos, tal vez en el elegante vecindario. En Estocolmo estudian hoy las ramificaciones de este comercio, salido a la luz por la captura de un reincidente polaco, en cuyo domicilio la Policía halló los cadáveres de numerosas pequeñas previamente desaparecidas.

Aquí en el país la rabia de la población, y en particular la que aflige a los padres de las víctimas, está en las primeras páginas de los diarios. Pero el episodio amerita otras reflexiones.

En 1996 vivimos una suerte de posguerra y Herrera Abad lo subraya. Después de los crímenes de Sendero, el MRTA y la guerra sucia, los peruanos padecemos la violencia urbana exacerbada, con crímenes como los de Villa María del Triunfo e Ica. Por lo menos trece niñas han sido asesinadas en menos de un año. Y según la ley el castigo máximo para esos criminales será el encierro de por vida.

"Después de las guerras hay una secuela de violencia social. Cuando la prepotencia se generaliza, se intensifican las relaciones de dominio y sumisión, hechos como éste expresan la prepotencia llevada a sus extremos", puntualiza Herrera, quien de paso añade que el fenómeno terrorista banalizó el respeto por la vida y redujo la idea de muerte a un número abstracto. Nos acostumbraron a coexistir con la muerte y hoy ésta ha vuelto a meterse entre nosotros.

El sicólogo procura poner los hechos en su contexto temporal. El siglo pasado Gutiérrez ya habría pagado sus crímenes en la hoguera. La pregunta es, ¿con la hoguera desaparecieron los violadores?, ¿se hizo más sana y tolerante la convivencia social, aquí o donde aplicaron esa bárbara pena?

Por cierto la sociedad espera castigos muy severos para los sujetos que violan y matan niños. El sicoanalista comparte esa propuesta, pero advierte que no debemos esperar que la cadena perpetua u otro castigo inhiban a los criminales que todavía andan sueltos. Esos crímenes, dice, sólo serán esporádicos, muy extraños, cuando toda la sociedad vuelva a sanar sus heridas.

Profesional formado en la Universidad Católica, con entrenamiento posterior en la Sociedad Peruana de Sicoanálisis, Herrera Abad comprende la ira popular pero pide que para desterrar estos actos de barbarie actuemos civilizadamente, con la actual ley en la mano y no con criterios de venganza como el bárbaro ojo por ojo.

"Los niños no nacen con sentimiento de culpa, éstos se aprenden y este sujeto no los tiene", comprueba el sicólogo después de ver al asesino en la televisión. Los sentimientos de culpa se internalizan cuando a uno le enseñaron a distinguir el bien del mal, algo que Gutiérrez no puede hacer, agrega.

"Debe haber tenido una infancia sumamente desdichada, sin afectos ni compensaciones, en la adolescencia padeció el abandono paterno, conoció la miseria y de allí pasó al servicio militar. Si tuvo algún componente genético alterado, el ambiente no contribuyó para neutralizarlo", verifica el profesional. Alude así a los informes sobre las presuntas alteraciones mentales de la madre de Nicolás. "Todos llevamos dentro alguna, pero se neutraliza con el amor familiar, el orden social, el necesario reconocimiento que todo ser humano busca, la socialización, en suma. Este sujeto no los tuvo, ya fue simbólicamente castrado.¿Quieren castrarlo otra vez, en los genitales, para qué?", nos pregunta Herrera Abad, les pregunta en especial a los legisladores.

 
 

Consultorio para criminales

Por: Piero Che Piu y Fernando Cárdenas

Criminales comunes

- ¿Y algún criminal peruano tuvo todos los rasgos criminales?

Recostado en su asiento de cuero negro el doctor José García Jiménez, psicólogo forense del Instituto de Medicina Legal (IML), hace un rápido recuento mental. Alisándose un poco el bigote algo encanecido, responde: “‘El monstruo de Parcona’, hace unos diez años, más o menos: era un caso de esos de los que preguntan, tenía muchos rasgos del antisocial. Tenía una florida personalidad”.

El ‘Monstruo de Parcona’ fue un pedofilo reincidente. Un criminal en serie. La niña que estaba con Nicolás Gutiérrez Mendoza gritaba desde una casa abandonada, a tres kilómetros de la ciudad de Ica, en Parcona. Los hermanos Espino Castillo de la hacienda Buendía, oyeron los gritos de la menor y pudieron encontrar el lugar. Descubierto, Gutiérrez, dejó a la niña y corrió. Pero no pudo escapar.

Ese fue el final de una serie de homicidios y violaciones que se inició en Pachacamác, Lima, con cuatro niñas. En la foto de su captura en Ica, luce perdido, cansado y confundido. Había confesado su crimen. Se salvaría de la cadena perpetua pero no de la cárcel, las pruebas presentadas contra él eran concluyentes.

Durante el juicio que siguió a su captura lo negó todo. Trató de aclarar que no fue en una casa donde lo encontraron, sino que se encontraba defecando en el río Achirada, lejos de la hacienda Buendía, y cuando aparecieron los hermanos con la niña se puso a correr.

Además por momentos parecía no acordarse de nada, la prensa colocaba en sus titulares que se hacía el loco. Con voz callada él decía que era “asaltante, delincuente, que actuaba en una banda y había cometido asaltos a mano armada” . Pero que no era violador de niñas, hasta aseguro que tenía una novia llamada Verónica Salvatierra y que era un sátiro sexual, pero sólo de mujeres adultas.

“El acusado como se ve, viste bien, masca chicle, y adopta poses creyéndose un gringo (…)”. Así fue descrito por Rodolfo Espinosa, fiscal de la Sala Penal de la Corte Superior de Ica, el 10 de junio de 1997. Ese día en la mañana se realizaba la tercera audiencia del juicio por la violación y muerte de 3 niñas menores de siete años en Ica. Ese fue el comienzo de su segunda interpretación. De una sincera voz débil, a una actitud locuaz e intrigante

Por ejemplo, durante la vista del 26 de junio nuevamente trato de sorprender a la sala expresando militarmente: “Negativo. Nunca he cometido delitos. No era jefe de banda. No es cierto. Dije Mentiras”. Luego tuvo que confesar que vivía por el dinero que le enviaba su hermano, miembro de la seguridad del Estado.

El ‘Monstruo de Parcona’ desarrollaba durante el juicio una personalidad histriónica, en la cual se actúa asumiendo diversos papeles al momento de mentir. El cinismo de sus frases lo hacían ver impulsivo, inestable. ¿Podría haber sido todo fingido?

Lo habían intentado asesinar dos veces. La primera los internos pretendieron envenenarlo con los alimentos y la segunda con cianuro diluido con agua destilada en una jeringa. Su vida estaba en riesgo en Cachiche, la cárcel de Ica. La prisión es peligrosa para un violador, se quedaba sin salidas.

Durante la sesión del 11 de junio está inseguridad se reveló. Le mostró una cuerda de 40 cm que llevaba en el bolsillo al juez y luego le dijo “aquí no quiero estar”. Por la inestabilidad emocional en momentos críticos, este tipo de personas tienden a explotar y a tomar medidas extremas como el suicidio o el homicidio. Era una bomba de tiempo.

En la misma vista respondió a una pregunta del fiscal, que nuevamente lo puso en evidencia, se estaba quedando sin respuestas.

- “¿Fue su cuñado quién le contó como era el acto sexual con una criatura?
- Sí, yo le saqué la lengua y me confío que era formidable, era chévere.”

Su juicio había sido caracterizado por momentos como el anterior. Sus declaraciones siempre tenían algo nuevo, sin embargo la dilatación de las vistas hacía que con cada nueva interrogación del fiscal, estuviera más acorralado a admitir la verdad.

- Criminales como el ‘Mounstro de Parcona’ nunca logran la rehabilitación final –dice el doctor mientras se acomoda.

Para él todo criminal tiene algunos rasgos característicos en su personalidad. En realidad, cualquier persona puede tener estos rasgos antisociales, pero pocos casos tienen una combinación de todas las características. Para completar el variado cuadro clínico del ‘Monstruo de Parcona’ el doctor propone que se podría tratar de un trastorno esquizoide. La esquizofrenia es una psicosis en donde la realidad y la fantasía se conjugan en una sola. El criminal vive en su propio mundo. Aunque nunca se sabe, quizás sólo era un pedofilo.

 
 

El Monstruo De Parcona Y Otros Asesinos Peruanos

Por Pedro Alejandro Pérez Ramos

ArticuloZ.com

02-02-2009

Recientemente en Perú  hemos sido  testigos  del  asesinato de una  maestra de educación inicial que trabajaba en un nido  en  Monterrico, en Lima.

La  mujer  que  estaba  embarazada,  fue asesinada de 3  balazos. Su  agresor se ensaño con ella, le dio un tiro en el maxilar, uno en el pecho y otro en el  vientre para asegurarse  de que  el  niño que llevaba en el  muriese junto con ella.

La  mujer  de nombre Alondra fue muerta  a tiros y su  cuerpo  hallado  en  las  esquinas de Av. Alfonso Ugarte con Bolivia.

Dias  después la  prensa se  ocupo de su caso y los canales de televisión, ubicaron a sus familiares y a su  pareja a la que todos sindicaban como “el asesino”.

Orlando Lizano  la  pareja, declaro a un programa de Tv. que el ya no tenia con ella absolutamente nada y que se hallaba consternado con la noticia e inclusive se fue a la estación policial  a cargo de la  investigación y manifestó que deseaba colaborar con esta.

Los  policías  al  ver  su  tranquilidad y corrección  al  conversar, le  pidieron que se sometiera a una prueba de absorción atómica, para así  quedar  libre  de toda  sospecha, a lo que accedió  Lizano. Al  terminar estas pruebas se retiro  avisando que al día siguiente regresaría con su abogado.

Orlando Lizano no regreso jamás, desapareció como  por  encanto.

En este caso podemos observar  ausencia de  remordimiento, sangre fría, comportamiento aparente normal y estupidez.

Estupidez porque el  asesino Orlando Lizano, creyó que  acercarse a la policía  de  modo  voluntario  y  declarar a los  medios  lo  libraría  de sospechas, pero pese a que  premedito  el  homicidio  de su  pareja embarazada, no se cuido de usar  guantes quirúrgicos para hacer  los  disparos, como  lo  hacen  los  sicarios, lo que dejo en sus manos rastros de pólvora.Esto nos deja ver que no es asesino serial, no es un  asesino profesional.

La  policía  no hizo mas que pedirle se haga la prueba de absorción atómica ya  que  el  mismo  dijo  quería  colaborar al esclarecimiento del crimen y  Lizano, no pudo negarse. Si  lo hacia, quedaba establecido que algo quería  esconder.

Como  las  pruebas  demoran algunos días  para  su  resultado, luego de someterse a la prueba aprovecho para huir. El examen arrojo  como  resultado :  positivo.

Orlando Lizano hizo  disparos con arma de fuego, era el  asesino de su pareja embarazada.

El  asesino  serial  es una persona que mata reiteradamente y logra cometer más de 3 muertes, generalmente opera individualmente, cada vez que lo hace mata a una sola persona, es alguien que no suele tener algún vínculo con la  victima  y que lo hace en diversos momentos, pasando por pausas o intervalos de "enfriamiento". Actúan como depredadores, acechan, se acercan y matan. 

Conocí  hace 20  años  a un  jovencito  a quien  llamaban  “Ninuska”.

Se  trataba de un chico  de 19 años, provinciano, delgado, que  hacia la  limpieza de una oficina en Santa Catalina.  Era un  muchacho que  trabajaba para una empresa de seguridad en labores de aseo y mantenimiento, pero que además de cuando en cuando apoyaba trabajando  como  vigilante.

La  empresa  lo enviaba a cubrir vacantes, cuidando  residencias  en “Las Casuarinas, incluso la de la  familia  Nicollini.

Una  noche  recuerdo se  quedo  en el  local  de la  empresa  con  otros vigilantes que estaban  en “ la  barraca”, y  bebieron abundante  licor, siendo en estado  de ebriedad violado repetidas  veces por  los vigilantes.

Tres  años  después lo encontré  intentando  trabajar en Cosapi, estaba en la puerta queriendo presentar sus papeles.

Años  después  luego  de numerosas   muertes  de niñas  de 6 y 12  años violadas y estranguladas, encontradas enterradas en terrenos  abandonados, los  periódicos  dieron la noticia  :”Capturan al Monstruo de Parcona”, en ICA.

El asesino  había sido   capturado  cuando  violaba el cadáver de una  niña  muerta en un descampado. La  policía  comenzó a buscar en el  lugar  otras evidencias que permitieran  encontrar a varias  niñas  desaparecidas, y se dio con la macabra sorpresa de  hallar varios  cadáveres  de las  menores enterrados  en  la  zona.

Ninuska, era el  Monstruo de Parcona. Vi   su foto en periódicos y revistas y lo reconocí.

Siempre negó  ser el  homicida, pero  las evidencias lo sindicaban como el autor de los  asesinatos en serie de niñas  seguidos o precedidos de violación sexual. Finalmente confeso.

Ninuska  luego  de  ser  violado  en  el tercer piso  de la  casa donde funcionaba la empresa de seguridad y estaba la barraca de los vigilantes,  era  fastidiado por todo el personal, le  agarraban  el  rostro y esto  lo  hacia  sentirse  humillado.

Lo peor  fue cuando otro  grupo  de  vigilantes  lo  violaron  nuevamente en la  azotea. Algo  que  Ninuska  jamás  denunció  como  debió  hacerlo en su  momento.

Ninuska  solo  renuncio a la empresa, jamás  regreso  a cobrar el  dinero  que  le  adeudaban, huyo  avergonzado y desapareció

Al estudiar personalidades antisociales como la  de  los  asesinos  seriales, se encuentran cogniciones constantes entre las cuales está la justificación principalmente. Ellos se perciben a sí mismos como víctimas y creen que su padecimiento les justifica para hacer padecer a otros, como víctimas furiosas  dicen: "que ellos actúan así porque también fueron víctimas y padecieron a manos de otros".

Ninuska dijo que  el también  fue  violado,   que  el fue  también  victima y  no mostró  el  mas  mínimo  remordimiento.

Todo en este  asesino concuerda con lo que señalan  sicólogos  y estudiosos :

“la justificación colinda con la estrategia de evitación de la responsabilidad que tiene tres factores principales: el primero es que los individuos con trastorno de personalidad antisocial se justifican y se sienten víctimas; el segundo, es que evitan la culpa y el tercero es su falta acentuada de remordimiento”

Un  experto  dice: “Cuando las personas deciden realizar actividades que son perjudiciales para los demás, ya sea por motivos de provecho personal o por móviles sociales, evitan enfrentarse o minimizan el daño que causan. "No le hice daño, la alivie del dolor que implica vivir"

Ninuska  dijo para  conseguir un poco de conmiseración departe de sus captores  y  jueces: “yo  las  asfixiaba  primero, para que no sufriesen al  ser  violadas  contranatura”. “Gritaban  mucho, por  eso  las  asfixiaba, para que  no  sufran”.

Hubo  un  tiempo que en Lima  salían seguido  noticias  sobre “Sectas  Satánicas” que  supuestamente  asesinaban  mujeres en  las  alturas  de los  cerros  de  Lima.

Los  noticieros de  Tv. hablaban de una secta, de símbolos satánicos y algunas  tonterías mas.

Los  periodistas  decían  esto en sus reportes, basándose  en supuestas  declaraciones de la  policía, sobre  estos hechos.

Todo  siempre  en el  campo de la  suposición , porque  nadie  explico  realmente el porque de estos  asesinatos  seguidos de mujeres, en la cumbre de cerros  de Lima.

Lo único  cierto es que todas habían sido  desnudadas, salvajemente golpeadas y violadas, atadas con los  brazos  para atrás con alambres,  bañadas  con  gasolina  y  quemadas  vivas.

Las  casi  seis  mujeres  halladas  muertas,  tuvieron todas  el  mismo  final.

Investigando  para  conocer  un  poco  la  verdad sobre estos hechos, me  adentre  a las  zonas  mas  peligrosas  de Villa Maria  del Triunfo, y  trate  de  entrevistar a  diferentes  delincuentes de alta  peligrosidad, la  mayoría  asesinos, violadores, gente  prontuariada.

Pregunte  en  un   bar  que esta  en  lo alto  de  un  cerro  de  Nueva  Esperanza y que  es  limite  con  Tablada de Lurin,  a estos  delincuentes prontuariados sobre lo que ellos  sabían sobre  estas muertes.

Se  miraron  entre ellos  y  rieron. Solo  me  dijeron : “Esas  perras  se  lo  merecían, por  peperas”.

Los  delincuentes  me  confesaron que las  habían  matado por  pepear y robar a unos  fichos (gente  importante, adinerada, con billete, que fue victima de pepeo por prostitutas).

Me  dijeron que estaban  trabajando  por encargo  de las  victimas  de las peperas y que por  eso “las  habían  escarmentado  y  sacado  de circulación”.

Esta es la  realidad terrible de la delincuencia, de los  asesinatos en Perú, de los  homicidas  sexuales, de  los  homicidas  sádicos , todos  psicópatas.

Sonría  y  sea  feliz.

 
 

Tras la sombra de un psicópata

Frescia.blogspot.com

17 de julio de 2007

A dos kilómetros de Ica se encuentra el poblado de Parcona, una zona sin asfalto, pequeñas casas de eternit, con un aproximado de 200 pobladores. En éste pueblo olvidado se concentró la maldad de un perverso que violó y mató a trece indefensas niñas.

Así nace la historia de Nicolás Gutiérrez Mendoza, más conocido como “El monstruo de Parcona”. Fueron 13 sus víctimas confirmadas, todas ellas cumplían con un patrón ser niñas menores de 9 años.

Este caso fue uno de los más sonados de Lima, se movilizó a la policía y guardianes de la localidad de Ica. Los vejámenes de Gutiérrez Mendoza no sólo tuvieron como lugar al poblado de Parcona, sino que también al distrito de Villa María del triunfo en Lima.

Corría el mes de Noviembre de 1995 y por esas fechas el poblado ya había sufrido la perdida de tres niñas, los policías de la zona hacían caso omiso a las denuncias que las madres de las víctimas realizaban. Después de encontrarse el segundo cadáver la situación cambio. Se había convertido un efecto de miedo masificado.

Las madres no dejaban ir a sus pequeñas hijas al colegio, ya nadie tenía resguardo de que más tarde las menores retornaran a casa. “Acompañaba a Teresa hasta la puerta del colegio y apenas sonaba el timbre de salida todas las madres de familia estaban a la espera de sus niñas”, comenta aún nerviosa Fabiola Quispe, pobladora del asentamiento José Gálvez, Villa María del Triunfo.

Víctima

Habían transcurrido cuatro meses y aún no se daba con el presunto violador. Jenny, una de sus víctimas de Nicolás, tenía tan sólo 9 años. Todas las tardes solía jugar en el puesto de ropa que tenía su madre en el mercado de Villa María del Triunfo. “No dejaba sólo a mi hija, temía que le pase lo mismo que a las otras niñas del barrio”, comenta entre sollozos Isabel, madre de Jenny.

“Una tarde antes de ir a mi puesto en el mercado, deje encargada a Jenny donde mi madre. No bastó que en un descuido Jenny saliera a la calle a jugar, para que la desgracia la atrapara”.

A pesar de las súplicas de la madre a los policías por informarles que su hija había desaparecido, ellos no le hicieron caso. Asumieron que la pequeña se encontraba jugando con alguna de sus amiguitas. Agregando que no contaban con movilidad disponible para la búsqueda.

Vecinos de la zona vieron a la niña caminar hacia el mercado de la mano de un desconocido. No pasaron seis días para que el cadáver lo hallaran en una chacra muy cercana del asentamiento.

Desenlace

Las víctimas seguían en aumento, el panorama era cada vez más desalentador. No se sabía a ciencia cierta, si se trataba de un psicópata, un serial asesino o el producto de un fenómeno psi-cosocial. La amenaza seguía latente.

Pero la esperanza nunca se pierde y es por eso, que a pesar de las desilusiones y búsquedas por encontrar al monstruo de Parcona, su captura tenía que darse. Cuatro de septiembre de 1996, al caer la tarde en el Fundo Buen día, ubicado entre Parcona y Tinguiña, (Ica). Los hermanos Juan (28) y Carlos (25) Espino Castillo, se encontraban finalizando su faena como agricultores.

De pronto observaron a un hombre de contextura delgada y desgarbada acercarse al Fundo, llevaba consigo a una niña. La sostenía con fuerza y se dirigía rumbo a una ruma de ladrillos, cerca de la hacienda.

Los hermanos Espino no lo pensaron dos veces, la ola de desapariciones y muertes de menores, les hizo levantar sospechas y decidieron acercarse al lugar. Sin hacer mayor ruido se aproximaron a lo que sería la puerta de la casa, rodeada de desmonte y basural.

Grande sería su sorpresa al visualizar a la menuda niña tendida en el suelo, semidesnuda y llorando. El violador se encontraba parado, dispuesto a dar rienda suelta sus más bajas pasiones; sin embargo al verse descubierto opto por salir corriendo, llevando consigo un puñal en la mano derecha.

Atrapado

A la captura de Nicolás Gutiérrez se levantaron varias especulaciones con respecto al caso, muchas veces Gutiérrez cambió de versión aduciendo: “Seré un sátiro sexual pero no soy violador de niñas”. La inestabilidad de Gutiérrez y desvariaciones, incitaron a los distintos medios de comunicación a colgar titulares tales como: “Se hace el loco para no pagar condena”.

Motivos por los cuales aún no se podía encarcelar al tan temido “monstruo de Parcona”, no había pruebas suficientes que corroborarán de que él fuera el asesino. La población Iqueña se encontraba indignada, la policía no hacía nada por encontrar los cadáveres de las víctimas. Por ello, la comunidad de Parcona tuvo que organizarse y comenzar la búsqueda. Fue cerca del Fundo Buen Día, donde se hallaron las primeras víctimas. El caso ya estaba esclareciéndose.

Perfil

Cansado y confundido, lucía el día del juicio Nicolás Gutiérrez. Había confesado, era conciente de su culpabilidad; sin embargo, eso no lo hacía imputable de los asesinatos y violaciones. Modificó su versión cuantas veces quiso. En cada declaración Gutiérrez traía algo nuevo “Fue mi cuñado, quien me contó que el acto sexual con una criatura era formidable”, manifestó con desparpajo.

La actuación histriónica del violador, hacía que él mismo se vea acorralado, mentía con facilidad, pero la brusquedad de sus cambios, fueron el factor delatador.

Las actitudes, falta de remordimiento y comportamiento desinteresado de Nicolás, manifestaban el prototipo de persona con disociación mental, en otras palabras: psicópata.

Cumplía con todos los cánones psicopatológicos, era uno de esos locos completos de remate. No hay caso igual comparado con el del monstruo de Parcona, definido como un loco a sueldo, de libre determinación. Tal vez confundido con el cuadro de trastorno esquizoide, pero si de algo no cabe duda es que presentaba todas las características de un psicópata en potencia.

 

 

 
 
 
 
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